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Hasta construyó en el monte que está frente a Jerusalén un altar a Quemos, el repugnante ídolo de Moab, y a Moloc, el ídolo repugnante de los amonitas. Esos altares los construyó para que sus mujeres pudieran quemar incienso y ofrecer sacrificios a sus dioses.

El Señor se enojó mucho contra Salomón porque su corazón se apartó de él, a pesar de que el Señor se le había aparecido dos veces

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